martes, 29 de junio de 2010

“Sí, mi hijo nacerá por parto vertical”


Escrito por Melissa Silva Franco - Enviada especial / Perú
Domingo, 30 de mayo de 2010


En los centros de salud de la sierra peruana se ha retomado una práctica milenaria a la hora de traer niños al mundo. Ya no son simples quirófanos sino espacios en los que la mujer toma infusiones, recibe masajes de su partera y da a luz sin desvestirse y en la posición que quiera, abrazada por su marido y rodeada de sus familiares
El personal médico, organizaciones no gubernamentales, promotoras de salud y la misma comunidad han luchado por la adecuación de las salas de parto. Hoy día, ha disminuido el reporte de muertes maternas y se ha consolidado el derecho de la mujer a decidir la manera en que quiere vivir el final de su embarazo
En un lugar llamado Churcampa actualmente se está escribiendo un nuevo capítulo de la historia contémporanea. Las mujeres de esta zona andina del Perú han reconquistado ese derecho que desde hace más de dos siglos les arrancó la medicina moderna: la opción a decidir cómo traer sus niños al mundo.
Hoy día, en esta región ubicada a más de tres mil metros de altura y que según el último censo oficial cuenta con cinco mil habitantes, las embarazadas son las verdaderas protagonista de su proceso de gestación.
“Sí, mi hijito nacerá por parto vertical”, sólo esta frase basta para que los médicos de la zona dejen atrás la fría silla ginecológica, la fuerte luz que tanto intimida en los quirófanos y la mera práctica científica que deshumaniza a tanto partos en el mundo actual.
Y es que el parto vertical es una práctica milenaria que permite a las embarazadas dar a luz de manera natural, sentadas o de cuclillas, con la ayuda de sus esposos, quienes abrazándolas fuerte a la barriga permite ejercer la presión necesaria. En el momento de parto están presentes otros familiares, además de una matrona tradicional y un médico obstetriz y las enfermeras.
Pero lograr alcanzar este derecho a decidir de la embarazada ha costado un trabajo de más de 10 años, por parte de médicos, matronas tradicionales, organizaciones no gubernamentales, quienes luchaban contra una alta cifra de mortalidad perinatal.
La doctora Rosa Paredes, una de las promotoras de esta importante iniciativa, explica que cuando llegó a la zona hace más de una década se encontró con un alto indíce de muerte de madres, quienes no acudían a los centros de salud porque temían a las prácticas comunes de los partos por césarea y de esta manera perdían la vida por algún desgarro, hemorragia, infección que no podían atender, ni frenar las matronas tradicionales.
“Las mujeres de la zona siempre han tenido los partos en sus domicilios, con ayuda de la matrona, porque desconfíaban de los médicos, porque durante los partos no se les respetaban sus costumbres, como lo es parir con su vestimenta puesta, ya que son muy pudorosas, así como también sentadas junto a sus esposos o madres y tomando sus caldos calientes e infusiones”, añade la doctora Paredes.
Ante esta situación surgió la necesidad de frenar el alto indíce de mortalidad tanto de las madres como de los niños. Y así fue cómo en la zona se comenzó a intentar trabajar en los centros de salud con un efoque más cercano a la cultura de las mujeres de la zona, es decir, quitar protagonismo a la ciencia y equiparar con el conocimiento popular que han heredado las matronas por siglos y siglos
Y ha dado resultado. Las estadísticas demuestran que ha disminuido la mortalidad de madres en la zona y cada vez más mujeres asisten a los centros de salud para tener sus partos verticales, con el cuidado no sólo de las matronas, sino también de un personal médico que está presente para cualquier emergencia.

La fórmula
El llegar a esta situación ha costado años de trabajo. Hoy decenas de mujeres deciden tener un parto natural o vertical, confían más en los médicos y la medicina a su vez respeta el valor de los conocimientos de las matronas tradicionales luego de un intenso trabajo por parte de médicos, ongs, Estado y la comunidad en general.
Actualmente se cuenta con espacios en los centros de salud adaptados para los partos verticales, un trabajo conjunto con las matronas, la inclusión de las costumbres de las mujeres en el proceso de parto y un personal médico sensibilizado con esta práctica milenaria. Además de casas de espera en las que las embarazadas pueden vivir días antes de dar a luz, y así están más cerca del hospital, además de cuidados prenatales, un mayor control durante el embarazo.
Incluso, el centro médico de Churcampa ya es sede de pasantías de muchos médicos recién graduados y de otros interesados en conocer el parto vertical, no sólo de Perú sino también de otros países.
Lourdes Sandoval, coordinadora del proyecto de parto vertical y adecuación intercultural de Calandria, una de las asociaciones peruanas que más ha trabajado en la zona, explica que el camino ha sido largo, pero con muchos logros, entre ellos se encuentra el poder contar con centros de salud que tengan salas de parto adaptadas para que las mujeres de la sierra peruana. Esto ha permitido que los partos verticales puedan institucionalizarse y se rescate como práctica natural y sobre todo se proteja la vida del bebé y de la madre. "Son pequeños hechos que salvan vida", agrega Sandoval.
Esta adecuación consiste en tener salas de parto en los centros médicos lo más parecida posible a los domicilios de las gestantes, para así crear un ambiente más cálido. La doctora Paredes explica que estos cambios en el quirófano consisten en una silla semi circular para que la mujer se siente comódamente y pueda pujar con mayor naturalidad, además de una soga tejida con lana para que la gestante se apoye y tenga más fuerza a la hora de pujar.
A la hora de complicaciones, al lado de esta sala están los utensilios tradicionales de la medicina para operar a la gestante en caso de que sea necesario.
En estas salas se permite que las mujeres no se quiten su ropa; que en vez de usar sábanas utilicen sus mantitas, la partera puede acompañarlas; el color de la pared del cuarto es oscuro; y se ha capacitado al personal de salud especialmente para que hablen quechua, el idioma de la mayoría de los habitantes de la región.
En estos partos, el médico no mira a la parturienta. El profesional tiene que arrodillarse, y vigilar agachado la salida del bebé para recibirlo. Mientras tanto, la madre puede moverse con mayor facilidad, con el apoyo de algún familiar o matrona que la acompañe.
"El parto vertical es más fisiológico, es decir, más natural porque la mujer puede pujar mejor y como no hay compresión de los vasos sanguíneos, hay menos sufrimiento fetal; es más rápido, hay menos complicaciones; y menos necesidad de estimular el nacimiento" explica la doctora Rosa Angélica.
La Organización Mundial de Salud recomienda una serie de acciones que son las idóneas para las embarazadas al momento del parto, y éstas coinciden en su totalidad con las aplicadas durante el parto vertical.
Entre estas se encuentran: Dejar caminar a la gestante porque favorece el trabajo de parto; no realizar episiotomía (un corte que previene desgarros en la vagina) y hoy está demostrado que es innecesaria y no debería realizarse en más del 20% de las mujeres, pero en países con Venezuela, España y Chile se hace en más del 70% de los partos; no obligar acostarse para parir y hoy se sabe que la posición vertical, que ellas usan tradicionalmente, es más cómoda y favorece el parto natural por factores anatómicos y de gravedad; estar con su familia en el parto y hoy se sabe que el apoyo emocional disminuye las complicaciones.
El Estado peruano desde el pasado agosto 2005 aprobó un decreto a través del Ministerio de Salud en el que se incluye el parto vertical como ópcion para las gestantes, lo que ha significado la aceptación formal de esta práctica en la zona, como una mayor inversión en las políticas de salud pública.

Unión de saberes
Marina lleva más de 40 años practicando el oficio de traer niños al mundo. Heredó los conocimientos de su padre y en lo que lleva de práctica ha ayudado a nacer a más de 80 niños, según refleja su buena memoria. "Durante muchos años nos llamaban de diferentes casas para que aisistiéramos al parto, entonces mi trabajo era estar con la gestante y luego ayudarla a que el niño naciera, para eso hacíamos nuestro caldo calentito, y así una serie de costumbres que tenemos para ayudar a la madre, le tocábamos las venas y según corría la sangre ya sabíamos si el bebé viene o no”.
Esta sabiduría popular heredada de generación en generación también se está recuperando y trasladando a los centros de salud. En Churcampa, por ejemplo, el personal médico da espacio para que las matronas tradicionales continúen apoyando a las parturientas al momento del parto, como lo han hecho históricamente, pero esta vez en las salas de parto en compañía de los médicos y enfermeras.
El periodista César Cruz, de la asociación peruana Calandria explica que el trabajo con las matronas ha consistido en sensibilizarlas sobre la importancia de que los partos sean en centros de salud, porque de esta manera se garantiza que la salud de la madre y del niño están garantizadas con la intervención del personal médico, en caso de haber complicaciones.
A través de formación e intercambio de experiencias, las parteras y el personal médico han aprendido a fusionar los conocimientos, logrando que haya espacio para ambas partes. De esta manera, las embarazadas asisten a los centros de salud porque confían en que se respetarán sus costumbres, estarán las matronas y que los médicos apoyarán de ser necesario, sin llevar el papel protágonico.

Más ventajas del parto vertical
Una de las posturas más utilizadas es la de cuclillas, así como la de sentada o semisentada con los muslos flexionados sobre el abdomen.
En esas posturas se modifica el diámetro transverso y antero posterior de la pelvis entre 1 y 2 centímetros, ya que al estar flexionados los fémures, actúan elevando los huesos inanimados de la pelvis.
De hecho la maniobra más utilizada para solucionar una de las complicaciones obstétricas más temidas, la distocia de hombros, se basa en la flexión máxima de los muslos de la madre sobre su abdomen aumentando así el diámetro de la pelvis y permitiendo la salida de los bebés que tienen dificultades por su excesivo tamaño a nivel torácico.
No debe olvidarse que también permite a la mujer ver el nacimiento de su hijo, motivándola a pujar en forma más efectiva, al margen de permitir un mayor control de la situación.